
En el artículo del pasado jueves, termine la columna con esta frase “Recuerda, los ángeles son mensajeros de Dios en la tierra, así que válete de ellos para que a través de su luz sanen tu alma”.
Hoy, jueves para el alma, quiero contarte que todos tenemos un ángel de la guarda que está con nosotros desde que nacemos hasta que morimos. Su misión es velar para que nuestras almas transiten por el camino del bien.
Tu ángel de la guarda conoce tus necesidades y deseos del alma, tus virtudes y defectos, ellos no están a tu lado para juzgarte, por el contrario, entienden tus aciertos y desaciertos, celebran con gozo que logres tus propósitos.
Los ángeles de la guarda se esfuerzan en ayudar al alma a alcanzar la salvación; ofrecen protección cuando el alma se encuentra en peligro; incitan a los buenos pensamientos, sentimientos y actos; ellos oran por las personas a su cargo; revelan la voluntad de Dios; son los mensajeros de Dios en la tierra; consuelan, protegen, ayudan y fortalecen a las almas que sufren.
Cada vez que necesites ayuda, invoca la presencia y guía de tu ángel de la guarda y se te brindará la más amorosa protección divina.
Como regalo, te comparto esta bella oración del Padre Pío: “Ángel de Dios, mi guardián, a quien me confía la bondad del padre celestial. Ilumíname, protégeme y guíame, ahora y siempre. Amén”.
En nuestro próximo jueves para el alma, te daré algunos consejos para que te contactes con tu guía de luz y amor incondicional.
Bendiciones angelicales llenas de luz y gratitud.
Otasan.
Bienestar para tu alma.
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