En el marco del Día Internacional de la Mujer, es imprescindible rendir homenaje a una figura que dejó una huella imborrable en la historia de Antioquia y, especialmente, en el municipio de Itagüí: Benedickta, una mujer cuyo legado de amor, cultura y filantropía perdura en la memoria colectiva.
Nacida en la región de Westfalia, Alemania, Benedickta llegó a Colombia junto a su esposo, el reconocido filántropo antioqueño Diego Echavarría Misas. Ambos decidieron establecer su hogar en Itagüí, donde fundaron la emblemática finca Ditaires, en homenaje a su hija Dita, «Aires de Dita», un lugar lleno de vida con cultivos de naranjales, animales de granja e incluso cisnes traídos desde Europa.
La conexión de Benedickta con Itagüí trascendió lo personal y se convirtió en un impulso para el desarrollo social y cultural del municipio. Al ver que la ciudad carecía de espacios para el aprendizaje y el acceso al conocimiento, Benedickta, junto a su esposo, impulsó la creación de una biblioteca pública, brindando a la comunidad un valioso recurso educativo que marcaría la vida de generaciones enteras.
Su compromiso con el arte y la educación fue una constante en su vida. Tras la trágica pérdida de su esposo en 1971, Benedickta dedicó sus esfuerzos a apoyar obras sociales y culturales, consolidando un legado que hoy es símbolo de progreso para Medellín y el Valle de Aburrá.
El impacto de Benedickta en Itagüí es un testimonio del poder de la generosidad y la visión de una mujer que, lejos de su tierra natal, hizo de Antioquia su verdadero hogar. En este Día Internacional de la Mujer, recordamos a Benedickta como un símbolo de resiliencia, altruismo y transformación social.
Hoy, su historia sigue inspirando a quienes creen en el poder de la educación y el arte para construir un mejor futuro para las nuevas generaciones.
